| La ventana que muere. Oaxaca, Oax., Verano 2010 |
“La cobardía pregunta:¿es lo seguro?
La conveniencia pregunta:¿es lo apropiado?
La vanidad pregunta:¿es lo de moda?
Pero la conciencia pregunta: ¿es lo correcto?…
Y llega el momento en que uno debe asumir una posición
que no es ni segura, ni apropiada, ni de moda,
pero que se tiene que asumir porque
la conciencia le dice a uno que es lo correcto.”
No tengo al autor, sin embargo es
una buena cita para ponernos a pensar
¿De qué tamaño es todo lo que nuestro ser puede contener? ¿De qué tamaño podemos llegar a ser en el espacio de existir? ¿De qué tamaño es "nuestro" dedo justiciero en comparación a lo que cada uno de nosotros es? ¿De qué tamaño es la verdad, la justicia, la libertad? ¿De qué tamaño es el mundo que vemos que ni siquiera somos capaces de captar el que casi se trepa por la retina de nuestros ojos? ¿De qué tamaño es nuestro ¿ego? que nos atrevemos a pasar por encima de los demás sin más defensa que el enorme miedo disfrazado de insolencia y violencia?
Esta mañana vuelvo a observar desde mi ventana que a lo mejor es muy pequeña y no me permite ver más allá de lo que el horizonte (quizá muy limitado) me deja desde el observatorio elegido. ¿Hasta dónde puede alcanzar la mirada de unos y otros sin transgredir, sin violentar, sin comprometer nuestra dignidad y mucho menos, comprometer la del otro? No lo sé, creo que mi mirada es tan limitada como la de cualquier otro, quizá mucho más.
He terminado de leer el Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, desde que lo hice, no deja de darme vueltas una idea y otra acerca de la ceguera mental que podemos alcanzar por el simple hecho de no escuchar, no observar, no actuar.
Escribe Saramago en la página 34 de este ensayo: "Hay mil razones para que el cerebro se cierre, sólo esto, y nada más, como una visita tardía que encontrara clausurados sus propios umbrales..."
Desde cuándo, de manera sistemática hemos ido clausurando puertas y ventanas de tal manera que no podemos posarnos en el umbral de la primera o en el alféizar de la segunda. Perdiendo el horizonte del futuro, de un futuro digno.
En la págijna 48, Saramago nos dice: "De esa masa estamos hechos, mitad indiferencia y mitad ruindad." Y entonces, ¿dónde se queda la posibilidad de vida digna, íntegra. La promesa de la no violencia, del respeto, del compromiso, de la solidaridad, de apostarle al logro del bien común?
"Si no somos capaces de vivir enteramente como personas, hagamos lo posible para no vivir enteramente como animales." (p. 154) ¿Y las guerras, y el abuso en contra de los más vulnerables, y los niños desamparados, y la violencia, y el abuso, y el dolor de víctimas de infinidad de sin sentidos, y la deshumanización de los humanos, y la miseria, y la pobreza, y la indignidad?
"Si quieres ser ciego, lo serás." (p. 167) ¿Y qué sucede con aquellos que ni siquiera se han dado cuenta de que se están quedando ciegos o que ya lo son? ¿Qué pasa con el miedo que inspiran a través de su tiranía, de su insolencia, de sus arrebatos en contra de "los que no saben o no pueden"? ¿Qué pasa con los que no ven por el sólo hecho de creer que están más allá del bien y del mal? "El miedo nos cegó, el miedo nos tendrá ciegos... Cuántos ciegos serán precisos para hacer una ceguera" (p. 170-171) "Yo empiezo a pensar que no hay límites para lo malo, para el mal." (p. 189) "Amenazar con una arma es ya atacar" (p. 192) amenazar con palabras, con gestos, ya es atacar.
Se que hoy abuso de las citas... necesito desahogar lo que pienso y lo que siento, sólo es eso (gracias lector si has tenido la paciencia de llegar hasta aquí y te animas a llegar al final)..."Así como el hábito no hace al monje, tampoco el cetro hace al rey, es ésta una verdad que conviene no olvidar." (p. 270) Gran verdad, qué triste no ser capaces de reconocer que, justamente, el hábito no hace al monje. Y que no importa el poder que se llegue a tener, éste no te hace mejor ni peor, aunque contradiciéndome, el poder enferma y nos contamos la historia de que somos más inteligentes, más listos, más fuertes, más experimentados, más cultos... "superiores" violentando lo que hay a nuestro paso.
"La ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza." (p. 270) Yo no se si esto sea verdad, ¡me resisto a perder la esperanza aunque hoy no vea a través de mi ventana, un horizonte posible... "hasta este punto puede engañarse el espíritu cuando se rinde a los mounstros que él mismo ha creado." (p. 295) ¡Dios, vivimos alimentando a nuestros propios mounstros, a nuestras propias pesadillas y, curiosamente las de los demás! Y si permancemos mudos, ciegos, sordos, irremediablemente vamos agotando los espacios del entendimiento, de la esperanza, de la posibilidad de un mejor vivir, de un mejor actuar, de conservar un sentido de autocrítica que permita cuestionar, replantear, reinventar, de conservar el sentido común.
"Abramos los ojos, No podemos, estamos ciegos [...], es una gran verdad eso de que el peor ciego es el que no quiere ver, Pero yo quiero ver [...], No por eso vas a ver, la única diferencia es que dejarías de ser la peor ciega." (p. 380) Interesante ¿no?
Sabiduría de grandes como Saramago: "lo difícil no es vivir con las personas, lo difícil es comprenderlas." (p. 384) Y muchísimo menos si no somos capaces de intentarlo siquiera.
"Nunca se puede saber de antemano de qué son capaces las personas, hay que esperar, dar tiempo al tiempo, el tiempo es el que manda, el tiempo es quien está jugando al otro lado de la mesa y tiene en su mano todas las cartas de la baraja, a nosotros nos corresponde inventar los encartes con la vida, la nuestra." (p. 409)... "Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven." (p. 419)
Hoy me siento más ciega que nunca, muy impotente y una y otra vez me pregunto ¿será esta ceguera la que nos impide actuar con cordura, con congruencia, con razón, con corazón, con respeto?
Referencias:
Saramago, José. (2008). Ensayo sobre la ceguera. Alfaguara: México.