Este es un blog a través del cual busco construir espacios de reflexión acerca de diversos contenidos de carácter académico que tengan como reto principal, relacionar conocimientos específicos con la reflexión ética y la vida ciudadana.
domingo, 23 de enero de 2011
"Las horas dolor"
Esta mañana he encontrado en la red, un artículo escrito por alguien que a lo largo de los años ha estado presente, ya sea porque nos encontramos, ya sea porque es una presencia silenciosa, ya sea porque se vuelve voz. Lo que encontré se llama: "Las heridas son puertas" y reaprendí, recordé y como muchas otras veces agradecí.
La vida en muchos sentidos es una largo corredor con muchas puertas. Cada vez que visito un exconvento de los muchos que hay en nuestro hermoso y golpeado país,y llego al claustro alto, cuando me detengo a la entrada de sus largos y umbríos corredores, pienso que representan la vida y su camino: el pasillo suele ser o percibirse a veces muy largo, otras, corto; sus puertas, unas abiertas, otras cerradas, son como las experiencias: unas tienen curso con intención o sin ella, y otras por decisión personal, por miedo ni siquiera las vivimos y las tomamos como oportunidad. A lo largo también hay puertas que en serie, permanecen cerradas, representan las que todavía nos falta decidir si las abrimos o no y casi siempre, al final del largo pasillo hay un gran ventanal que nos deja ver luz allá, al fondo, es la esperanza, es la confianza que al final, siempre hay una luz en el camino.
En este momento recuerdo el último convento que visité el verano pasado, el de Huichapan de Guerrero y qué pasillo y qué matices y qué paisaje al llegar al final del corredor... El espectacular paisaje del valle, es el futuro que podemos construir con sus aciertos y desaciertos. En esos pasillos también encontramos que antes de llegar a la ventana del fondo, el camino se divide cruzándose con otros pasillos y así, desde mi punto de vista, es la vida.
De las horas dolor, me enseñó la autora del artículo que les compartí, Sunny para mí desde hace muchos años, después de escuchar una de sus amenas historias, "Chonita", Chiva de corazón, mujer fuerte, valiente y muy especialmente CONGRUENTE. Alguna vez hemos tenido diferencias, como en toda relación, pero por encima de todo, está la claridad de saber que con ella puedes ir CONFIADAMENTE de frente.
La Chonita me enseñó que en la vida acumulamos horas dolor que con el paso del tiempo nos ayudan a forjar nuestro carácter, a enfrentar las dificultades con dolor pero con dignidad. Me enseñó que las horas dolor nos permiten encontrar formas para ser mejores. Me enseñó las horas dolor nos construyen, nos dejan mirarnos en el espejo con la mirada clara y en alto.
De las horas dolor he aprendido que, efectivamente, forjan nuestro carácter, nos ayudan a entender mejor la vida, nos permiten tener fuerza y valor. Nos ayudan a aprender a ser congruentes. Aprendí que las horas dolor, nos permiten mirar la verdad frontalemnte, porque al final del día nos deja en paz.
Si recapitulo mi vida, hay mucho dolor, pero si al recapitular veo la vida de muchas otras personas, ese dolor, en realidad, no ha sido tanto y entonces, vuelvo mis ojos a la gratitud y vienen a mi mente dos canciones... tres: Gracias a la vida, Sólo le pido a Dios, Cantares y, pensándolo bien, una cuarta, No te salves.
En fin esta reflexión que transita entre la vida y sus pequeños y grandes momentos me lleva a pensar sobre la importancia de ir de frente a pesar de todo, de andar con la mirada en alto (no en la altanería), con la claridad de que las horas dolor nos ayudan a andar el camino por más que a vecer duelan hasta que el aire se va y el pensamiento se llega a oscurecer.
P.D.1 Me encanta Dios.
P.D.2 Gracias al bello grupo de profesores con quienes tuve la oportunidad de trabajar este fin de semana.
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