Este es un blog a través del cual busco construir espacios de reflexión acerca de diversos contenidos de carácter académico que tengan como reto principal, relacionar conocimientos específicos con la reflexión ética y la vida ciudadana.
domingo, 29 de agosto de 2010
viernes, 20 de agosto de 2010
La mandarina
Había una vez una mandarina joven que tenía el mundo a sus pies. La mandarina era afable, correcta, con un sentido del humor muy particular que permitía pasar con ella mucho tiempo riendo, trabajando, haciendo comentarios inteligentes y además de dejar un buen sabor de boca en quien llegaba a compartir su tiempo con ella.
La mandarina fue creciendo, se fue desarrollando; pero un buen día algo sucedió y como dicen los rancheros, se quedó pasmada... Tanto se pasmó, que se olvidó de vivir la vida de una mandarina digna, íntegra, respetuosa de su entorno, respetuosa de las demás mandarinas y de tooooodas las frutas que eran diferentes a ella... Tanto se pasmó que perdió la dimensión para recordar que las mandarinas bien nacidas, se cuidan de ser arrogantes, presumidas, clasistas, misóginas (aunque sean mandarinas) y sobre todo, se cuidan de ser rebasadas por la insolencia que poco a poco las van invadiendo.
La pobre mandarina, llegó a creerse la historia de que era la mejor mandarina del mundo, se olvidó de que era una mandarina bien nacida (esa era una de las cosas más importantes), se olvidó de que la esencia de un fruto está en su aroma perfumado y refinado. Llegó a creerse tanto que era única, que pasó por alto la educación, los principios básicos para una buena convivencia, la "mandarinosidad" (aplica a mandarinas niñas y mandarinas niños). La pobre mandarina se olvidó de vivir. La pobre mandarina, cada vez más en su hinchazón (porque para esas alturas ya no era grande, sólo estaba inflada) arrasó con lo bueno que había a su alrededor, se creyó la historia de que podía rodar y atropellar a cualquiera. Se contó la historia de que humillando y abusando de mandarinas -aparentemente- menos fuertes, ella sería más grande, más fuerte, más poderosa. Tanto olvidó su esencia de mandarina, que llegó el momento en que sus jugosos gajos se convirtieron en gajos amargos, tan amargos que producían asco. Esos gajos que alguna vez le dieron una forma espléndida, un color maravilloso, se fueron transformando en gajos duros, secos, deformes; su color, cada vez fue siendo más y más opaco y conforme esto sucedía, cada vez menos mandarinas y demás frutos que le rodeaban, fueron dejando de apreciarla; la fueron evitando, le fueron volviendo la espalda. La "valiente" mandarina siguió inflándose e inflándose olvidando que algún día sólo tendría un aire putrefacto que al reventar sólo dejaría un pálido y deforme recuerdo de la vida plena que alguna vez tuvo.
Ese día, la mandarina descubrirá que mandarina valiente es, hasta que la mandarina cobarde quiere. Que para ser una "tojol" (verdadera) mandarina se trabaja cada día para serlo, porque ya arrancada de su rama, separada de su norte, ya no será nada y si acaso algo le quedara, es posible que ni una sola de las mandarinas parte del mismo canasto donde estuvo cobijada, quieran estar con ella y seguir a su lado (es obvio que no querrán compartir un canasto donde pueden correr el riesgo de contaminarse). En todo caso, estarán buscando nuevos derroteros, nuevos canastos donde habitar y coexistir. Teniendo, a través de sus pequeñas semillas, nuevas y hermosas y coloridas y olorosas mandarinas. Mandarinas, fuertes, grandes, humildes, sencillas todas, dispuestas a vivir una vida justa y equilibrada, todas dispuestas a vivir una vida digna e íntegra.
Y... Colorín colorado, esta mandarina se ha acabado.
La mandarina fue creciendo, se fue desarrollando; pero un buen día algo sucedió y como dicen los rancheros, se quedó pasmada... Tanto se pasmó, que se olvidó de vivir la vida de una mandarina digna, íntegra, respetuosa de su entorno, respetuosa de las demás mandarinas y de tooooodas las frutas que eran diferentes a ella... Tanto se pasmó que perdió la dimensión para recordar que las mandarinas bien nacidas, se cuidan de ser arrogantes, presumidas, clasistas, misóginas (aunque sean mandarinas) y sobre todo, se cuidan de ser rebasadas por la insolencia que poco a poco las van invadiendo.
La pobre mandarina, llegó a creerse la historia de que era la mejor mandarina del mundo, se olvidó de que era una mandarina bien nacida (esa era una de las cosas más importantes), se olvidó de que la esencia de un fruto está en su aroma perfumado y refinado. Llegó a creerse tanto que era única, que pasó por alto la educación, los principios básicos para una buena convivencia, la "mandarinosidad" (aplica a mandarinas niñas y mandarinas niños). La pobre mandarina se olvidó de vivir. La pobre mandarina, cada vez más en su hinchazón (porque para esas alturas ya no era grande, sólo estaba inflada) arrasó con lo bueno que había a su alrededor, se creyó la historia de que podía rodar y atropellar a cualquiera. Se contó la historia de que humillando y abusando de mandarinas -aparentemente- menos fuertes, ella sería más grande, más fuerte, más poderosa. Tanto olvidó su esencia de mandarina, que llegó el momento en que sus jugosos gajos se convirtieron en gajos amargos, tan amargos que producían asco. Esos gajos que alguna vez le dieron una forma espléndida, un color maravilloso, se fueron transformando en gajos duros, secos, deformes; su color, cada vez fue siendo más y más opaco y conforme esto sucedía, cada vez menos mandarinas y demás frutos que le rodeaban, fueron dejando de apreciarla; la fueron evitando, le fueron volviendo la espalda. La "valiente" mandarina siguió inflándose e inflándose olvidando que algún día sólo tendría un aire putrefacto que al reventar sólo dejaría un pálido y deforme recuerdo de la vida plena que alguna vez tuvo.
Ese día, la mandarina descubrirá que mandarina valiente es, hasta que la mandarina cobarde quiere. Que para ser una "tojol" (verdadera) mandarina se trabaja cada día para serlo, porque ya arrancada de su rama, separada de su norte, ya no será nada y si acaso algo le quedara, es posible que ni una sola de las mandarinas parte del mismo canasto donde estuvo cobijada, quieran estar con ella y seguir a su lado (es obvio que no querrán compartir un canasto donde pueden correr el riesgo de contaminarse). En todo caso, estarán buscando nuevos derroteros, nuevos canastos donde habitar y coexistir. Teniendo, a través de sus pequeñas semillas, nuevas y hermosas y coloridas y olorosas mandarinas. Mandarinas, fuertes, grandes, humildes, sencillas todas, dispuestas a vivir una vida justa y equilibrada, todas dispuestas a vivir una vida digna e íntegra.
Y... Colorín colorado, esta mandarina se ha acabado.
viernes, 13 de agosto de 2010
Rabiosa de rabia e impotente
Esta mañana escuché la nota reportando las recomendaciones del CNDH relacionada con los acontecimientos del pasado 19 de marzo. Algo me molestó. Corriendo el día, mi molestia aumentó y se transforemó en rabia, más cuando leí en uno de los diarios más importantes del país. Ahora entiendo porqué el sentimiento que yo pensaba exacerbado por parte de mis amigos y compañeros de Campus Monterrey, se pone de manifiesto una y otra vez. Quizá, sólo quizá me acerco un poquito a lo que han venido sintiendo en los últimos meses.
He leído algunos comentarios donde se afirma desde que el Dr. Rangel (Diario Reforma) se va por lo ocurrido; también de hasta quienes defienden lo indefendible: que no se entiende al ejército. Se que en una institución como el Ejército de nuestro país hay actos desde heroícos hasta los más denesnables. No puedo justificar la violencia, la saña que se filtran de los actos de individuos parte del ejército dentro de la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Qué bueno y se ha dicho, que en el Tec de Monterrey ha habido personas -léase el Dr. Rangel-, que han luchado porque la verdad salga a la luz. Porque la comunidad Tec asuma una postura congruente con lo que es y se cuestione de manera tajante el rol que ha venido desempeñando a lo largo del tiempo en el ámbito de la ética y de la ciudadanía, demandando de todos un actuar a la altura de la institución y del país que habitamos. Seguramente algún vagabundo lector que pueda llegar a leer esto dirá que escribo desde sobrestimar los alcances del Tec de Monterrey y no es así. En 25 años he pasado por 3 instituciones destacadas, como estudiante, y/o como profesora pudiendo con esto tamizar mis posturas.
Me siento triste, enojada...ra-bio-sa, nunca nada será suficiente por las vidas de los que caen inocentemente. Por aquellos que llegaron al lugar NO EQUIVOCADO, en el momento menos apropiado. Nunca nada será bastante para cualquier ser humano que permanece en el anonimato porque no hay quien luche y de la cara por él. Nunca nada será bastante ni compensará el sacrificio de vidas de la manera más absurda y estúpida.
Paz a las familias. Paz a la comunidad. Paz a este país maravilloso y terrible a la vez.
Me queda claro que como ciudadana debo encontrar nuevos y más caminos para expresarme, para actuar. En eso ando y andando, cierta estoy sin miedo y paso a paso.
miércoles, 11 de agosto de 2010
sábado, 7 de agosto de 2010
Sólo es un ratito, si ni me quita el tiempo
Hace ya varios meses decidí hacer la prueba del impacto que puede tener en una persona "jugar a la granja" y tener una "mascota" dentro de una de las redes más populares del momento. Al principio me resultó divertida pues además de poder ir construyendo mi "granja cibernética", podía visitar a mis buenos vecinos, conocer sus granjas, compartir regalos, "criar" animalitos, tener un abundante gallinero (de pronto me llené de gallinas). Además de un pozo, una casa "chiquita", un "manoir", un granero, un establo, una caballeriza, porquerizas, "¿borreguizas?", "¿cabrerizas?", montones de árboles frutales, mesa de madera en el jardín, asador, casita en el árbol, invernadero, maples, plátanos, tamarindos, montones de olivos, cisnes, estanque, tortuga, dos gatos. Tenía además algo como para hacer una boda, banquitas y una vinatería artesanal, cactáceas (legales pues eran de a mentiritas), palomar, pajarera y muchas parcelitas para cultivar...¡ah! un tractor, una cosachadora, una sembradora...¡un perro! el otro ya no logré rescatarlo... aumenté de peso, dejé de ver programas televisivos (ya se que la "caja idiota" es otro vicio), dejé de escribir y dicen mis hijos que cuando me operaron de la vesícula, cuando desperté lo primero que pregunté fue por mi granja.
¿Qué cosa tan grande y a la vez tan intangible (no puedo hablar de abstracción) puede hacer que una persona se aleje de la realidad en pos de una aplicación que aporta poco al intelecto, toma mucho tiempo pues el "sólo es un ratito, si ni me quita el tiempo" se puede convertir en una hora, dos, tres, cuatro horas, medio día, un día completo, días, semanas, meses e incluso años?
¿Qué tiene que pasar por nuestras mentes como para dejar la convivencia, los amigos, las lecturas enriquecedoras, caminar, jugar, cocinar, hacer jardinería, pintar, escribir, ir al cine, al café... En fin de hacer tantas cosas que seguramente antes de la "granjita" hacíamos y que se fueron quedando en el camino. Yo se que tengo amistades que tienen su granja y se divierten mucho y es válido pues es una decisión personal cómo quieres distraerte del trajín diario, de los problemas. Yo comencé a manera de experimento, pero llegó un momento en que lo que pedía era tiempo, no para mí, o mi familia, o mis amigos, sino para la granja.
Paso muchas horas frente a la pantalla trabajando, haciendo programas, planes, desarrollando cosas pues son mi trabajo y ¡me encanta!... De trabajar nunca he dejado; sin embargo, dejé de hacer videos y presentaciones, de diseñar ímágenes, de trabajar en mis fotografías porque ¡tenía que "granjear"! y todavía cuando alguien me decía no me gusta o se sorprendía de que yo tuviera una granja, yo encontraba mil y una razones para mantenerla activa.
Desde hace semanas había decidido dejarla pero lo que quería era ya no ocupar el espacio que ya no utilizaría. Creo que aun tratándose de un juego en la red, si ya no lo uso, debo liberar espacio. Es como tener un blog, una página Web y dejarla estática ocupando lugar. Así que ayer, David, me ayudó a encontrar la manera de borrar la famosa granja y esta mañana de un click desapareció. Si alguien que me lea, ha abierto espacios como éste, liberen el espacio que ya no ocupas.
Ahora escribo en la comodidad de mi escritorio, escucho la banda sonora de "Les Chroristes" y respiro (un poco con dificultad pues tengo mucha tos) pero un peso de encima se me ha quitado. Conservo el espacio de la comunicación, conservo las ganas de seguir escribiendo (lo lamento por mis pacientes y tolerantes lectores) y ahora, comienzo a tomar los hilos de parte de mi tiempo y ¡vaya que se siente bien!
Por otro lado, pienso en la cantidad de niños(as), jovenes y adultos (incluidos mis hijos) que están dejando de hacer infinidad de cosas por estar prendidos a un juego (cualquiera que sea) quitándole tiempo a la vida. Un día en que el sol acariciaba nuestras pieles (no nada más quema, también nutre y acaricia), alguien dijo "vamos a quitarnos pues el sol molesta, por eso es mejor la granja", toda una lección: perder la dimensión de los milagros de la vida a cambio de lo que ofrece como aplicación una red social.
En modo alguno me declaro en contra de las redes sociales, ¡creo que son un excelente medio! Pero como en todo, la moderación es lo más saludable, lo más constructivo e incluso lo más creativo. Me encanta declarar concluido "mi experimento" y haber aprendido que quiero mis ojos, mi mente, mis pensamientos, mi descanso y mis pensamientos más allá de una pantalla. He aprendido que "sólo es un ratito, si ni me quita el tiempo" tiene un riesgo enorme. Ahora debo bajar los kilos que me eché encima por la inversión (¿?) de tiempo extra que dí a mi computadora. Debo ser honesta conmigo misma y reconocer que "mi experimento" me costó concluirlo, la adicción tiene muchas caras, creo que yo rocé esos linderos. Los juegos virtuales son una de ellas. Me queda claro que mis palabras, seguro que para muchos serán sólo eso. Quizá algunos me hagan un poco de caso y otros simplemente, si es que leen estas líneas digan "esa Lucero está loca de remate".
Me queda claro que para llegar a estas líneas y poder definir una postura fundamentada, yo decidí descubrir las mieles de los ciberjuegos. Hoy decido que ni uno más pues hay mucho por hacer. Hoy pienso en que ojalá encontremos la riqueza de la comunicación más allá del efímero paso insustancial de un juego. Que penemos mejor en qué hacer para que podamos estar mejor más allá de este maravilloso a la vez maléfico aparato que es la computadora. Objeto a nuestro servicio, no nosotros(as) al servicio de ella. Los aparatos son para mejorar la calidad de nuestras vidas, no para empeorarla.
jueves, 5 de agosto de 2010
¿Somos autistas para la ética y la ciudadanía? (1)
Una nota "viejita":
Esta mañana acabando de despertar, prendí la televisión para más que ver, escuchar las noticias. Sin embargo, después de escuchar las primeras palabras, puse toda mi atención. Estaba el anuncio de la detención del "Tysson" (ignoro si se escribe así). Su currículum delictivo es de terror, violencia, emboscadas, asesinatos. Una característica especial es que antes de ser un "delincuente profesional" trabajó como policía. Conforme escuchaba, sentía cómo mi estómago se revolvía y la piel se me ponía "chinita". En algún momento pusieron en pantalla al mencionado delincuente el cual iba vestido de azul, buena ropa, una mirada distante y me atrevería a decir que fría (meras apreciaciones mías). Me pregunté, como seguramente muchos otros, en qué momento una persona pierde el rumbo de esta manera, ¿historia, genética, biología, olvido, resentimiento? ¿todo a la vez?
¿Qué tanto nos hemos acostumbrado a ver este tipo de noticias y ya? No este el tipo de seres (con todo no pierden su naturaleza de "persona humana") que hacen falta sobre la faz de la Tierra; desaparecerlas tampoco es la opción. ¿Cuántos seres como el "Tysson" están a nuestro alrededor e incluso llegamos a interactuar con ellas sin imaginarnos siquiera de quién se trata? ¿En qué medida, por temor, por indiferencia, por hábito, poco a poco nos vamos convirtiendo en autistas, obligándonos a "mantener absolutamente estable nuestro entorno" aunque ello implique cerrar los ojos y tratar de seguir adelante?
Es un hecho que la violencia genera violencia; la injusticia, inequidad, dolor y abandono. Tendríamos que dejar de ser autistas de la ética y la ciudadanía para hacer que las cosas cambien por nuestras pequeñas y tal vez grandes acciones. Tendríamos que aprender a mirar de manera diferente y recuperar nuestra capacidad de asombro ante el bien, nuestra práctica cotidiana del bien, nuestra búsqueda constante, como individuos y comunidad, de la felicidad.
Se dice que nadie dijo que la vida fuera fácil pero que a la vez es maravillosa, para que esto resulte así, tendremos que dejar de lado la visión puesta en el tener y más bien centrarla en el ser. Necesitamos mirarnos y reconocernos en el otro. No tener miedo de definir una postura y sostenerla o, por lo menos, dominar el miedo para alimentar el bienvivir y el bienhacer.
Además de autistas, podemos ser sordos y ciegos; pero como no sabemos de esto, entonces seremos lo que no son los reales invidentes y sordomudos, insensibles. He comenzado a dar mis primeros pasos para aprender Brayle y a cada puntito que marco, no dejo de sorprenderme. No dejo de pensar en lo insensibles que son mis manos y no logro imaginar todavía cómo haré para leer con las puntas de mis dedos ¡son tan insensibles! Proyecto aprender también el lenguaje de los sordo-mudos y me sobrecoge la idea de que deberé aprender a sentir de manera diferente también en mis manos y a mirar distinto con mis ojos. Confío en que una vez que lo logre, pueda ganarme el derecho a penetrar en un mundo al que pocas veces nos acercamos y al mismo tiempo, superar el temor a lo desconcido y poder actuar. No quiero ser autista ética y ciudadana. No quiero ser ciega, ni muda no sorda a la realidad que me rodea, porque si así me sucediera, creo que perdería la razón de ser de estar aquí y ahora.
________________________
(1) Definición de AUTISMO según la RAE, (Del gr. αὐτός, uno mismo, e -ismo). 1. m. Repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma. 2. m. Med. Síndrome infantil caracterizado por la incapacidad congénita de establecer contacto verbal y afectivo con las personas y por la necesidad de mantener absolutamente estable su entorno. 3. m. Med. En psiquiatría, síntoma esquizofrénico que consiste en referir a la propia persona todo cuanto acontece a su alrededor.
Hoy jueves 5 de agosto, actualización de la "nota viejita"
He vuelto a leer las líneas que escribí hace algunas semanas y pienso que después del "Tysson", ya han habido muchas más detenciones y muertes. Ya han pasado las elecciones del 4 de julio dejando un sabor más que de amargura de impotencia ante la impunidad y la falta de transparencia.
Continúan los reclamos por el derrame petrolero en el Golfo de México, siguen las luchas entre partidos, no se detienen los reclamos en contra de la violencia, escuchamos del fraude acerca de los créditos en FOVISSTE, más bien los oímos y pasaron de largo. Mataron a un delincuente en Jalisco clave para obtener información. Etcétera, etcétera, etcétera... sólo encuentro algunas miradas inquisitivas, comentarios mordaces y entonces me pregunto, ¿qué estamos haciendo? Sólo guardando silencio, mirando de lado y guardando silencio. ¿Autistas para la ética y la ciudadanía?
Dentro de mí viven la impotencia, la preocupación, las ganas de luchar, las ganas de trabajar y de encontrarme con más personas (que ya existen muchas más y mucho más altas que yo en estos temas y actividades por su alcance humano, por su valor, por mostrar sus convicciones) para que multipliquemos. Mucho por andar, mucho por pensar, decir, hacer.
A pesar de todo, tengo fe en que podemos tener una mejor ciudad, un mejor estado, un mejor México, un mejor mundo. Darse pon vencido y permanecer ciegos y mudos no harán mejor a este mundo. Gracias a quien lea esta nota, especialmente si decide, por lo menos, plantearse la posibilidad de no permanecer en el silencio y en la ceguera.
Esta mañana acabando de despertar, prendí la televisión para más que ver, escuchar las noticias. Sin embargo, después de escuchar las primeras palabras, puse toda mi atención. Estaba el anuncio de la detención del "Tysson" (ignoro si se escribe así). Su currículum delictivo es de terror, violencia, emboscadas, asesinatos. Una característica especial es que antes de ser un "delincuente profesional" trabajó como policía. Conforme escuchaba, sentía cómo mi estómago se revolvía y la piel se me ponía "chinita". En algún momento pusieron en pantalla al mencionado delincuente el cual iba vestido de azul, buena ropa, una mirada distante y me atrevería a decir que fría (meras apreciaciones mías). Me pregunté, como seguramente muchos otros, en qué momento una persona pierde el rumbo de esta manera, ¿historia, genética, biología, olvido, resentimiento? ¿todo a la vez?
¿Qué tanto nos hemos acostumbrado a ver este tipo de noticias y ya? No este el tipo de seres (con todo no pierden su naturaleza de "persona humana") que hacen falta sobre la faz de la Tierra; desaparecerlas tampoco es la opción. ¿Cuántos seres como el "Tysson" están a nuestro alrededor e incluso llegamos a interactuar con ellas sin imaginarnos siquiera de quién se trata? ¿En qué medida, por temor, por indiferencia, por hábito, poco a poco nos vamos convirtiendo en autistas, obligándonos a "mantener absolutamente estable nuestro entorno" aunque ello implique cerrar los ojos y tratar de seguir adelante?
Es un hecho que la violencia genera violencia; la injusticia, inequidad, dolor y abandono. Tendríamos que dejar de ser autistas de la ética y la ciudadanía para hacer que las cosas cambien por nuestras pequeñas y tal vez grandes acciones. Tendríamos que aprender a mirar de manera diferente y recuperar nuestra capacidad de asombro ante el bien, nuestra práctica cotidiana del bien, nuestra búsqueda constante, como individuos y comunidad, de la felicidad.
Se dice que nadie dijo que la vida fuera fácil pero que a la vez es maravillosa, para que esto resulte así, tendremos que dejar de lado la visión puesta en el tener y más bien centrarla en el ser. Necesitamos mirarnos y reconocernos en el otro. No tener miedo de definir una postura y sostenerla o, por lo menos, dominar el miedo para alimentar el bienvivir y el bienhacer.
Además de autistas, podemos ser sordos y ciegos; pero como no sabemos de esto, entonces seremos lo que no son los reales invidentes y sordomudos, insensibles. He comenzado a dar mis primeros pasos para aprender Brayle y a cada puntito que marco, no dejo de sorprenderme. No dejo de pensar en lo insensibles que son mis manos y no logro imaginar todavía cómo haré para leer con las puntas de mis dedos ¡son tan insensibles! Proyecto aprender también el lenguaje de los sordo-mudos y me sobrecoge la idea de que deberé aprender a sentir de manera diferente también en mis manos y a mirar distinto con mis ojos. Confío en que una vez que lo logre, pueda ganarme el derecho a penetrar en un mundo al que pocas veces nos acercamos y al mismo tiempo, superar el temor a lo desconcido y poder actuar. No quiero ser autista ética y ciudadana. No quiero ser ciega, ni muda no sorda a la realidad que me rodea, porque si así me sucediera, creo que perdería la razón de ser de estar aquí y ahora.
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(1) Definición de AUTISMO según la RAE, (Del gr. αὐτός, uno mismo, e -ismo). 1. m. Repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma. 2. m. Med. Síndrome infantil caracterizado por la incapacidad congénita de establecer contacto verbal y afectivo con las personas y por la necesidad de mantener absolutamente estable su entorno. 3. m. Med. En psiquiatría, síntoma esquizofrénico que consiste en referir a la propia persona todo cuanto acontece a su alrededor.
Hoy jueves 5 de agosto, actualización de la "nota viejita"
He vuelto a leer las líneas que escribí hace algunas semanas y pienso que después del "Tysson", ya han habido muchas más detenciones y muertes. Ya han pasado las elecciones del 4 de julio dejando un sabor más que de amargura de impotencia ante la impunidad y la falta de transparencia.
Continúan los reclamos por el derrame petrolero en el Golfo de México, siguen las luchas entre partidos, no se detienen los reclamos en contra de la violencia, escuchamos del fraude acerca de los créditos en FOVISSTE, más bien los oímos y pasaron de largo. Mataron a un delincuente en Jalisco clave para obtener información. Etcétera, etcétera, etcétera... sólo encuentro algunas miradas inquisitivas, comentarios mordaces y entonces me pregunto, ¿qué estamos haciendo? Sólo guardando silencio, mirando de lado y guardando silencio. ¿Autistas para la ética y la ciudadanía?
Dentro de mí viven la impotencia, la preocupación, las ganas de luchar, las ganas de trabajar y de encontrarme con más personas (que ya existen muchas más y mucho más altas que yo en estos temas y actividades por su alcance humano, por su valor, por mostrar sus convicciones) para que multipliquemos. Mucho por andar, mucho por pensar, decir, hacer.
A pesar de todo, tengo fe en que podemos tener una mejor ciudad, un mejor estado, un mejor México, un mejor mundo. Darse pon vencido y permanecer ciegos y mudos no harán mejor a este mundo. Gracias a quien lea esta nota, especialmente si decide, por lo menos, plantearse la posibilidad de no permanecer en el silencio y en la ceguera.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Iniciativa México
Iniciativa México Apoyemos la causa de Norma García... abramos el mundo de las posibilidades que ella propone... ¡Vamos!
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