viernes, 8 de octubre de 2010

Como los patos: ¿volando en V o tirándole a las escopetas?

Volando al infinito

¿Por qué los patos vuelan en "V"?


El primero que levanta el vuelo abre el camino al segundo, que despeja el aire al tercero, y la energía del tercero alza al cuarto, que ayuda al quinto, y el impulso del quinto empuja al sexto, y así, prestándose fuerza en el vuelo compartido, van los muchos patos subiendo y navegando, juntos, en el alto cielo.
Cuando se cansa el pato que hace de punta, baja la cola de la bandada y deja su lugar a otro pato. Todos se van turnando, atrás y adelante, y ninguno se cree superpato por volar adelante, ni subpato por marchar atrás.
Y cuando alguno, exhausto, se queda en el camino, dos patos se salen del grupo y lo acompañan y esperan, hasta que se recupera o cae.
Juan Díaz Bordenave no es patólogo, pero en su larga vida ha visto mucho vuelo. Él sigue creyendo, contra toda evidencia, que los patos unidos, jamás serán vencidos.


Eduardo Galeano en La Jornada (http://www.jornada.unam.mx/galeano.html)

Cada día adquirimos pequeños y grandes aprendizajes. Cada vez que aprendemos se abre un mundo de posibilidades para crecer o quedarse al lado del camino. Cada persona, desde lo que es, lo que alcanza a observar, a imaginar, crece o disminuye en lo positivo o en lo negativo, es una elección personal que involucra la historia personal, la biología, el estado de ánimo así como las circunstancias, el momento de la vida que se vive, las interacciones con los demás. Aún así, es una decisión personal cuya responsabilidad (aunque muchos se empeñen en hacerlo) es intransferible.
Esta semana he aprendido acerca de la vida, acerca de la muerte, sobre la amistad, sobre el amor incondicional, sobre la sensibilidad de unos y la insensibilidad de otros, sobre la importancia de hablar para dialogar, de escuchar para acompañar, de vivir como vuelan los patos: asumiendo el rol que nos corresponde, a veces siendo protagonistas, a veces, sencillamente acompañando, incluso, sólo dejándose conducir.
Esta semana:
Veo a una de mis amigas más queridas transitando por el dolor con dignidad. Una dignidad que sale de lo más profundo de su ser y que, no tengo duda, le permitirá hallar el sosiego y la paz en el tristeza, en esa fe que le observo y le admiro.
Escucho a una profesora que tiene años trabajando con ahínco, enfrentando la soberbia y el desdén de los que comienzan y no tienen claro que les falta mucho camino por andar, al grado de no buscar aprender con humildad y respeto por el otro. Olvidando que el reconocimiento del otro es un requisito dignificante, indispensable para perseguir una misma causa o un mismo objetivo. En un caso específico, olvidando, que no hace mucho tiempo pasó por las aulas y que el aprendizaje no se detiene ahí. El respeto y el reconomiento a los mayores es algo que algunos jóvenes no conocen o, sencillamente, lo han olvidado.
Leo a otra persona que no se hizo cargo de un compañero y se lava las manos derivando el problema a un tercero. Asisto a una forma sutil de hacer que varios compañeros asuman la responsabilidad compartida de decisiones tomadas de manera unilateral.
Veo cómo por un no querer, dejan de suceder cosas que ayudan a generar calidad en las relaciones, calidad en el desempeño, calidad de vida. Una compañera que mostraba entusiasmo por lo que hacía y que ahora, de una u otra forma, genera desencuentros aparentemente inocentes, incumplimientos, incosistencias que van dejando un mal sabor de boca y que a la larga, generan el deterioro del respeto, sino hacia la persona, sí hacia sus acciones con la consecuente pérdida de confianza.
Me encuentro ante el muro inexpugnable del "no sirve", "es una porquería" sin siquiera haber probado, restando espacios de crecimiento y aprendizaje que no sólo benefician a una persona sino a quienes le rodean. Cerrar posibilidades no cabe en el espacio académico aunque haya quienes se atreven a hacerlo y, en el otro extremo, aquellos que se erigen como poseedores de la verdad indiscutible... menudo lío.
Las leyes de la vida nos dan claridad, nos recuerdan que es importante respetar, responsabilizarse, comprometerse con el ser, no con el tener. Las leyes de la vida nos enseñan que hay mil y una razones para luchar por ser mejores personas. Entendiendo que las leyes de la vida son las reglas, los ideales, y los principios escogidos por cada uno de nosotros para vivir. Un reto radica en identificar los valores, las acciones, las formas de ser que sustentan a esas leyes de la vida. Otro reto, es seguir la regla de oro: tratar a los demás como quieres ser tratado.
Algunas otras ideas en torno a la vida:
Aprende a escuchar a tu corazón.
Trabaja en forjar tu carácter.
No tires la primera piedra, todos tenemos algo que nos genera culpa, dolor o vergüenza.
Antes de juzgar, obsérvate.
No uses a las personas pues en caso de hacerlo, tu también serás usado(a).
Comparte lo que sabes, la vida nos enseña que se aprende más compartiendo que guardando.
... En fin, es mejor ser patos que vuelan en "V" que ser patos que le tiran a las escopetas.





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